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Apego y vínculo en la adultez: cómo influye en el bienestar de mi hijo/a con Discapacidad Intelectual y del desarrollo

  • Ps. Antonia Gómez (practicante)
  • hace 4 días
  • 3 Min. de lectura

Cuando pensamos en el apego, lo primero que se nos viene a la mente son bebés que buscan a su madre o padre para sentirse protegidos. Sin embargo, el apego es mucho más que eso: es la base emocional que nos permite sentirnos seguros, confiar en nosotros mismos y relacionarnos con otros ¡y nos acompaña toda la vida!En los adultos con Discapacidad Intelectual, el apego cobra un rol fundamental, ya que muchas veces necesitan apoyo constante de sus familias. Comprender este vínculo puede ayudar a las familias a acompañar de mejor manera, promoviendo la autonomía y el bienestar emocional de sus hijos.


¿Qué es el apego y por qué importa en la adultez?


Es el vínculo emocional central que el niño/a desarrolla con sus cuidadores (la mayoría de las veces, los padres) que permite sentirse seguros, explorar su entorno y desarrollar relaciones saludables a lo largo de la vida. Cuando sentimos que alguien está ahí para apoyarnos, nos atrevemos a explorar, aprender y crecer. En la adultez, sigue siendo igual de importante: influye en la autoestima, en la confianza para tomar decisiones y en la capacidad de establecer relaciones sanas.

En el caso de personas con Discapacidad Intelectual, este vínculo muchas veces es más prolongado y estrecho con los padres, lo que puede ser una gran fortaleza si se maneja de forma adecuada. Por ejemplo, un hijo que sabe que sus padres lo apoyan, pero que también lo motivan a hacer cosas por sí mismo, tendrá más confianza para intentar nuevas tareas o relacionarse con otras personas.


Tipos de apego y su impacto en la adultez:


Apego seguro: 

  • El niño/a se siente confiado para explorar el mundo porque sabe que cuenta con apoyo y disponibilidad de sus cuidadores. Es capaz de tolerar tanto la cercanía como la distancia de manera equilibrada.

  • En la adultez: relaciones estables, buena comunicación emocional, autonomía sin miedo al abandono, buena autoestima.


Apego ansioso: 

  • El niño/a busca cercanía constante y teme el abandono, no sabe si los cuidadores estarán disponibles. Puede mostrarse dependiente así como también demandante de afecto.

  • En la adultez: miedo al rechazo, necesidad constante de validación, dificultad para confiar plenamente.


Apego evitativo:

  • El niño/a prefiere la distancia emocional y la autosuficiencia, debido a que sus cuidadores no han estado disponibles. Minimiza o niega sus necesidades afectivas.

  • En la adultez: incomodidad con la intimidad, dificultad para expresar emociones y pedir ayuda.


Comprender estos estilos no es para etiquetar, sino para observar cómo se sienten nuestros hijos/as y ayudarlos a sentirse más seguros y confiados.


-CÓMO FORTALECER EL VÍNCULO EN LA ETAPA DE ADULTEZ-


  1. Validar emociones: Reconocer lo que siente es clave: “Veo que estás nervioso, ¿quieres que lo hablemos?”. Esto les enseña que sus emociones son importantes y que pueden expresarlas.

  2. Promueve su autonomía paso a pasoDelega pequeñas tareas: preparar su desayuno, decidir a qué actividad quiere ir, etc. Aunque parezcan detalles, cada logro aumenta su confianza.


  1. Sé una base segura, no sobreprotectoraEstar disponible no significa hacer todo por ellos. Es mejor acompañar, explicar y guiar, pero dejar que intenten. Los errores también son aprendizajes.


  1. Fomenta vínculos fuera de la familiaAmigos, primos, grupos de actividades o incluso relaciones de pareja son importantes para su desarrollo emocional. Estos vínculos les enseñan a relacionarse, confiar y disfrutar con otros.


-LOS PADRES SON EL PRIMER APOYO, PERO NO DEBE SER EL ÚNICO-

 Involucrar a otros familiares, amigos o profesionales ayuda a que el hijo adulto aprenda a sentirse seguro en diferentes entornos. Esto no sólo le da herramientas para la vida diaria, sino que también reduce la ansiedad que puede aparecer cuando los padres no están presentes.

Un desafío común es la ansiedad de los propios padres: “¿y si no lo cuidan bien?, ¿y si sufre?”. Estos miedos son normales, pero es clave ir “soltando de a poco”, permitiendo experiencias seguras y supervisadas para que tu hijo gane confianza.

El apego no significa ser dependiente, sino saber que existe un lugar seguro desde donde crecer. Cultivar un vínculo sano con tu hijo/a adulto con Discapacidad Intelectual es regalarle la confianza para enfrentarse al mundo, paso a paso, con el respaldo de saber que siempre puede contar contigo.


Para reflexionar:


  • ¿Qué significa para ti ser una “base segura”?

  • ¿Qué espacios fuera de la familia podrían ayudar a tu hijo/a a sentirse más seguro y acompañado?

  • ¿Qué temores tienes como padre/madre  frente al futuro de tu hijo/a?


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